REVISTA DIGITAL DEL COLEGIO DE VILLAOBISPO
Empezamos un nuevo año en la cultura occidental. Y un año más también por estas fechas, caemos en la bonita tentación de expresar buenos sentimientos, buenos deseos... para nosotros y para los demás. Te animamos a participar -expresando los tuyos- en el corcho del colegio y en esta sección de LA BITÁCORA DE LA CONVIVENCIA.
¡¡¡¡ANÍMATE A PARTICIPAR!!!!
El miércoles 30 de noviembre por gentileza de la Editorial Everest nos visitó el escritor juvenil ALFREDO GÓMEZ CERDÁ.
Pudimos escuchar sus consejos y hacerle algunas preguntas.
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Tenemos suerte de formar parte de un colegio con alumnado de 20 países, es como nuestra pequeña ONU. Así podemos, de modo natural, conocer y vivir de cerca otras maneras de pensar, de hablar, de comer, de vestir, otras músicas... incluso otros dioses en los que creer.
Es necesario que vivamos y crezcamos dándonos cuenta que ninguna cultura es superior a otra, a pesar de una cierta tendencia a pensar cada cual que "la suya" es la mejor. No, todas las culturas forman parte de un mosaico, todas tienen igual valor y en esta diversidad está la riqueza. Es lógico que nos sintamos mejor cada persona en la cultura que nos ha dado la identidad que tenemos, la que nos ha conformado; pero demostrará una gran ignorancia quien olvide que eso mismo siente cada cual en referencia a su medio cultural. Es por esto por lo que es fácil comprender el desarraigo y la ruptura que siente quien ha tenido que dejar su país, su gente, su idioma, etc. y lanzarse al vacío de empezar de cero en circunstancias con frecuencia difíciles, e intentar construir una nueva identidad en una cultura ajena, para hacerla propia poco a poco, sin perderse en este proceso, sin romperse por dentro.
Hemos querido dedicar el mes de diciembre a esta causa, porque el fin de año nos lleva a la nostalgia, a echar de menos los afectos lejanos. Nada mejor que una poesía para expresar los sentimientos. Fue escrita por Mía Couto, poeta de Mozambique, en 1954. Hoy sigue estando vigente su contenido. Dice así:
El país que tenían les obligó a partir,
donde quiera que van
llevan su tierra en el corazón.
Su mirada refleja el dolor de todas las despedidas,
como si desembarcasen de sus propias vidas.
Su nostalgia nace de estar lejos de sí mismos.
Ninguna tierra les es ajena
porque ven en ella a la otra, la que aman,
la que quedó al otro lado del mar.
Un año más, y sigue habiendo razones para ello, conmemoramos en el centro escolar el 25-N con una serie de actividades encaminadas a concienciar al alumnado sobre este grave problema social y familiar: la violencia machista.
Las víctimas no son sólo las mujeres agredidas física o sicológicamente, son todas las personas del entorno, especialmente los niños y las niñas. En sus vidas quedarán secuelas sicológicas que aparecerán de múltiples formas: como disfunciones en la capacidad de atención ahora, dificultades para expresar de forma apropiada los afectos en las distintas etapas de la vida, autodesprecios o autoestima deficiente, sentimientos de culpa, retraimiento social y la casi imposibilidad de ser feliz o de hacer felices a otras personas. Con frecuencia ocurre también que, en la edad adulta, reproducirán los mismos esquemas de violencia, puesto que se aprende por imitación.
Teniendo en cuenta todo esto, el día 25-N hemos trabajado el tema a distintos niveles. En las aulas, cada tutor/a, a través de cuentos, fichas, juegos, sociodramas, etc. A nivel de centro, colocamos cartulinas rojas en todas las puertas (de las entradas y de las aulas) en las que ponía STOP A LA VIOLENCIA DE GÉNERO. Durante el recreo, sobre una gran silueta de mujer, toda primaria pudo escribir mensajes contra la violencia y a favor de la convivencia (ver fotos). Animamos a las familias a que en los hogares también se cree conciencia a favor de la convivencia y la igualdad.